miércoles, 16 de mayo de 2018

RUMBO A LO DESCONOCIDO

Hace poco leí esta frase que me movió mucho y me puso a reflexionar sobre las decisiones que he tomado en mi vida, pero sobre todo, a reflexionar sobre las diferentes perspectivas y desde dónde estoy parada en los momentos para hacer tales decisiones, "Hay que ser valiente para emigrar. No cualquiera se atreve a salir de su zona de confort para emprender rumbo a lo desconocido", autor anónimo.

Hace casi 10 años tomé una de las decisiones más importantes de mi vida. Y a pesar de que en ocasiones confieso que me cuestiono si fue lo mejor, he entendido que cada decisión tomada, para quienes tenemos fe, sabemos que ya existía de antemano y el camino ya estaba trazado. Jamás cruzó por mi mente radicar en otro país que no fuera el mío, pero por la mente de mi esposo sí. De hecho, cuando lo conocí fue una de las primeras cosas que me dijo y me llamaron la atención de él, "uno de mis sueños es trabajar en el extranjero, siempre lo he deseado", aún recuerdo perfectamente bien ese día. Su pequeño discurso no sólo fue de unos minutos, años después ya casados me lo repetía una y otra, y otra, y otra vez. Justo uno de esos días en que lo volvía a decir yo me encontraba algo "cansada" de escucharlo y tuve el grandísimo valor de contestarle: "¿y qué estás haciendo para alcanzar tu sueño?",  me miró, calló y jamás volvió a tocar el tema. Honestamente, no era algo que me preocupara y yo también con el paso de los meses absorta en mi trabajo, lo olvidé por completo. 

Poco más de un año después, cabe mencionar que nunca olvidaré ese día, a punto de dormir me dijo muy tranquilo como acostumbra ser él, "tengo algo qué decirte. Para que no creas que no trabajo en lograr mis sueños, ¿estarías dispuesta a radicar en Estados Unidos?",  totalmente asombrada con esa pregunta y recordando aquél día en que jamás volvimos a tocar el tema, pero segurísima del por qué me contestaba de esa manera, me quedé muda, sin habla alguna, mi menté empezó a dar vueltas, sentí que todo se detenía, después de una pausa prolongada mi contestación fue "sí", sabiendo perfectamente todo lo que implicaba pero ¿con qué argumento le decía que no, si yo misma lo impulsé a conseguirlo? Es aquí cuando empieza mi viaje, no a Estados Unidos, sino al lugar más desconocido que pudiera imaginar, mi interior. 

Fueron dos cosas las que me costó dejar en aquel momento, mi familia por supuesto y mi trabajo. Fuimos muy juzgados y criticados por tomar una decisión así; teníamos un patrimonio seguro, un trabajo estable ambos, un matrimonio con sus altas y bajas pero encaminado hacia el mismo rumbo y mucha gente no entendió por qué dejar todo eso atrás e ir en  busca de algo que ni nosotros mismos sabíamos qué era exactamente, bueno, al menos sabíamos que era cumplir uno de los sueños que por tanto tiempo rondó en la cabeza de mi esposo, lo que no sabíamos era todo lo que vendría después. En el camino hemos perdido a mi suegra, a mi abuela, a mi tíos, a mi bebé, nos hemos perdido de momentos importantes en la vida de nuestros seres queridos, hemos cambiado de estado tres veces, hemos tenido que dejar otros trabajos ¡vaya! hemos vivido en casi 10 años en el extranjero lo que nunca experimentamos en ocho años viviendo en México como matrimonio.

A casi una década de distancia hago un recuento de lo vivido y vuelvo a caer en el mismo punto donde comienzo, definitivamente no había otra forma de vivir todo lo que hemos vivido y permitirnos ser todo lo que somos ahora, si no hubiéramos dicho ¡va! juntos siempre y de la mano de Dios. 

Soy una convencida de que la gente jamás cambia, se transforma, pero no cambia. Las situaciones van formando un nuevo criterio, nuevas formas de aceptar las cosas, de tomar decisiones, pero la esencia, esa siempre estará presente. La oruga se transforma en mariposa, pero su esencia sigue siendo la de una oruga con la diferencia de que ahora posee alas que le permitan volar a donde quiera ir o a donde su instinto la lleve. 

Y es eso precisamente lo que busco vivir a diario y a lo que te invito te permitas vivirlo tú también. Mi esencia sigue siendo la misma pero he descubierto en mi interior una energía que pensaba no pudiera existir, he descubierto miedos que pensé no tenía, he descubierto una fortaleza que nunca había sido puesta a prueba. Definitivamente la persona que dejó su país hace casi diez años atrás no es la misma que es ahora. He vivido tantas cosas tanto buenas como malas, que me llevaré guardadas en mi corazón y mi alma el día que Dios me llame a su presencia y, eso, definitivamente no tiene precio alguno. Pero la mejor lección de vida que me ha dejado el tomar una decisión como ésta es JAMÁS arrepentirme, porque todo lo vivido me hace ser quien soy ahora y créanme que estoy orgullosa de ello. De hecho este año tomé otra decisión así de radical y fuerte y pasado el tiempo me he dado cuenta que ha sido lo mejor que he hecho, sin duda, aunque el resultado no haya sido lo que yo esperaba pero me trae nuevos retos y nuevas cosas por aprender desde mi interior. Tal como esa frase dice, es de valientes, he descubierto en mi interior que esa soy yo, a pesar del miedo que pueda invadirme, a pesar de la inseguridad que pueda sentir en momentos, a pesar de la tristeza de verme sola en ocasiones, a pesar de todo, sí soy valiente por el siemple hecho de aventurarme a lo desconocido.

JAMÁS te arrepientas de tus decisiones, enfrenta con valentía el resultado de ellas, pero cada vez que te toque darte un tiempo para  reflexionar y tomar cualquier decisión por mínima que sea, lo hagas parado desde el amor propio y con la firme convicción de que sea cual sea esa decisión, te hará siempre ser mejor persona que el día de ayer.

Que tengas el mejor de los días.

No hay comentarios:

Publicar un comentario