lunes, 21 de mayo de 2018

¿DE QUÉ COLOR ES TU CRISTAL?

Hace tiempo leí que una industria de calzado quería desarrollar un proyecto para exportar zapatos a la India, así que mandó a sus dos mejores consultores a dos puntos diferentes en aquél país. Después de un sondeo exhaustivo y una investigación a fondo, el primero de los consultores mandó el siguiente correo electrónico a la gerencia: "Señores, cancelen el proyecto de exportación de zapatos a la India. Aquí nadie usa zapatos". Consternados por esa conclusión decidieron esperar los resultados del otro consultor. Días después de su investigación concluyó lo siguiente: "Señores, tripliquen la producción y empecemos con el proyecto de exportación de calzado a la India. ¡Aquí nadie usa zapatos!".

Ramón de Campoamor, escritor y pensador, es creador de esta reflexión bastante popular: "En este mundo traidor, nada es verdad ni mentira, todo es según el color del cristal con que se mira". Continuamente nos enfrentamos a situaciones que ponen a prueba una y otra vez los diferentes colores del cristal con que podemos ver lo que sucede a nuestro alrededor. Definitivamente los seres humanos siempre expondremos nuestro parecer desde la subjetividad misma, desde la ideología, creencia, cultura, educación incluso desde el momento emocional o afectivo que estemos atravesando. Es inherente a nosotros. Pero lo que sí es importante que entendamos es que poseemos un libre albeldrío para poder cambiarlo. ¿Desde qué perspectiva ves las cosas? El trabajo, la política, la religión, una situación que pone a prueba tu fe.  Conozco gente que todo le resulta negativo, hasta la lluvia y el día nublado.

En lo personal, soy una persona sumamente impaciente. Todo proceso que requiera de espera larga me estresa y termina por enfadarme. Soy creyente y siempre pido a Dios que me permita desarrollar  mi paciencia. Todos los días pido lo mismo. Obvio es, que no despertaré un día sintiéndome diferente y asegurando "¡wow! a partir de hoy me siento paciente, soy la persona más paciente del mundo". Lo que sí me queda claro que a diario vivo situaciones que me permitan desarrollar la paciencia. En días pasados, por ejemplo, traía mucha prisa por hacer mi despensa y llegar a casa ya que tenía varios pendientes por terminar y, justo ese día, me toca una cajera que lo que menos le importaba era hacer su trabajo rápido y eficiente a pesar de la gran fila que había en su caja ¡al contrario! pareciera que lo hacía a propósito, se ponía a platicar con la gente que pasaba, cada producto a marcar lo tomaba con toda la flojera del mundo y yo ya no podía salirme de esa fila porque ya había puesto casi la mitad de mi compra en la banda para ser cobrado. Por fin es momento de atenderme y me dice "todo esto está revuelto, primero me vas a pasar las verduras, después todas las latas y al final lo de limpieza", ¡no podía creer lo que estaba esuchando! era volver a meter todo en mi carrito de compras e irle pasando artículo por artículo clasificándolo. Entre su obsesión compulsiva y mi paciencia al límite, estuve a punto de decirle unas cuantas cosas cuando recuerdo que una noche anterior dentro de mis oraciones volvió a estar mi petición a Dios de ayudarme a ser una mejor persona y ser más paciente. ¡Qué más quería si ya me estaba respondiendo en ese momento! Siendo honesta, elegí ver mi situación desde un cristal de color, lleno de oportunidades, era en definitiva el momento para seguir cultivando mi paciencia y al final ese ¡gracias! cuando le  pagué estaba lleno de una satisfacción personal grandísima, no me enojé, no me estresé y salí de esa tienda tranquila y feliz, bueno casi la abrazo y le digo "¡gracias por ayudarme a desarrollar mi paciencia, por hoy, prueba superada!".

Tenemos que empezar por trabajar y educar a nuestra mente. Por más difícil y llena de dolor que sea una situación por la que estemos atravesando, dentro de ella existe un mar de oportunidades para ver que hay tanto por aprender y ver que todo lo negativo puede llegar a ser positivo. Yo en particular, pongo en práctica varias estrategias para que así sea: 
1. Invertir la realidad. Si empiezas el día diciendo que te levantaste con el pie izquierdo, pues cámbialo y mejor di que estás viviendo un gran día. Así como la mente te juega mal a veces, es muy sencillo engañarla. 
2. Ante lo negativo, siempre tener una respuesta positiva. Por ejemplo, hasta el año pasado yo vivía en Houston, el hecho de cambiarme de estado en un principio no me agradaba, en cuanto empecé a verlo como una gran oportunidad de conocer gente nueva, de encontrar un nuevo trabajo, de darme tiempo para escribir que es algo que me apasiona, empecé a disfrutar de esta nueva aventura.
3. Deja de vivir en el pasado y empieza a proyectar tu futuro. Vive tu presente tomando las mejores decisiones para el futuro a corto plazo que deseas sin importar lo que haya sucedido antes, todo nuevo día es una nueva oportunidad de hacer las cosas mejor.
4. Amarnos a nosotros mismos. La mayoría de nuestras decisiones las basamos en otros, en complacerlos. Es momento de apapacharnos y pensar en nuestro bienestar personal. Debemos aprender a priorizarnos.

La vida es mucho más simple de lo que creemos, sólo que nuestros pensamientos y emociones nos juegan malas pasadas. Es momento de empezar a cambiar el cristal con que miramos todo a nuestro alrededor. 

¿De qué color es tu cristal?

Que tengas el mejor de los días. 









jueves, 17 de mayo de 2018

MEDICINA PARA EL SíNTOMA


Hace alrededor de cuatro años atrás, sufrí uno de los episodios en mi vida que más miedo me habían dado hasta ese entonces. Pensé que moriría ahogada. 

Era verano y el día estaba perfecto para disfrutar de un buen chapuzón. Una prima de mi esposo estaba difrutando de sus vacaciones con nosotros así que, mientras mi esposo trabajaba, las dos decidimos pasar la mañana entera en la alberca, preparamos unos sandwiches, algo de fruta, agua, toallas, bronceador y ¡listo! ¡al agua patos!

Los departamentos en los que vivíamos en ese entonces contaban con dos albercas, una grande y la mayor parte de ella era honda así que decidimos irnos a la pequeña, donde sólo una parte era honda y el resto de altura considerable para quienes no supieran nadar, que era el caso de mi prima, además de que estaba casi enfrente del departamento.

Ella se quedó asoleándose y yo decidí nadar un rato así que entré a la alberca y lo primero que hice fue sumergirme completa para mojar mi cabello cuando al salir algo muy extraño me sucedió. Apenas me reincorporé todo a mi alrededor empezó a dar vueltas y vueltas sin parar, era como estar en un remolino o en uno de esos juegos de la feria  y no había forma de detenerlo. No quise alarmar a mi prima pero sentía que estaba a punto de perder el sentido, no había un salvavidas que pudiera auxiliarme y ella no sabía nadar así que empecé a angustiarme de una forma terrible, pensé que si me desmayaba no habría nadie para sacarme de allí. Sólo me restaba tratar de llegar a la orilla antes de perder el conocimiento. Como pude lo hice, me era casi imposible salir de la alberca así que me agarré de una columna y arrastrándome pude por fin tocar tierra, el problema era que el mareo seguía igual o más intenso. Al fin, pude recostarme en un camastro y mi prima le habló de inmediato a mi esposo. Mientras él llegaba intenté comer algo dulce pensando que pudiera ser una baja de presión, pero no. Allí entendí que lo que me estaba pasando era un ataque severo de vértigo, una laberintitis severa. Muchísimos años atrás me había pasado pero no de esta forma tan dramática, así que pude identificar los síntomas. Llegó mi esposo y nos fuimos corriendo al hospital. 

Mientras estábamos esperando al doctor, le dije a mi esposo que por favor se metiera a internet desde su celular y buscara "laberintitis según Louise Hay" y que por favor me lo leyera. Esta mujer fue de las precursoras en relacionar y estudiar las causas psicológicas y espirituales con la aparición de las enfermedades. ¿Cómo supe de ella? Muy simple, mi papá, quien es Doctor, me la presentó a través de un libro.  Mi esposo me leyó lo siguiente: "Las personas con vértigo tienen la angustiosa impresión de perder el equilibrio. Son personas que sienten dudas y temores antes el hecho de tener que tomar una decisión o dar el primer paso hacia algo nuevo, desconocido. A veces, son personas que ya han llevado a cabo cambios de los que quizá no están del todo convencidas y que quizá no aceptan o respaldan las personas más próximas. Tener vértigos es una manera de huir de algo o de alguien a quien no se quiere ver o escuchar. Puede existir la sensación de que las cosas o situaciones avanzan demasiado rápido, lo que impide ejercer el control deseado. Esto genera inestabilidad y ansiedad."

Haciendo un profundo análisis de lo que escuché, y siendo muy honesta conmigo era exactamente por lo que yo estaba atravesando en ese momento. Así que esperé a que me pusieran vía intravenosa el medicamento necesario para sacarme de la crisis, me dieran de alta y desde ese momento empecé a trabajar en mi enfermedad, no en mi síntoma, esto último también lo aprendí de mi padre quien durante toda su vida y hasta el día de hoy cada vez que me enfermo y acudo a él me dice lo mismo, "te voy a dar el medicamento para que cures el síntoma, pero está sólo en ti curar la enfermedad".

He de decir, que mi papá es de los mejores doctores que conozco, tiene su carácter sí, pero médicamente es un conocedor de su profesión. Él me regaló un libro que traigo conmigo a donde vaya, y es justo la foto que pongo en esta Historia de Vida, "Obedece a tu Cuerpo. Descubre la Verdadera Causa de tu Enfermedad". Es un libro maravilloso, escrito por Lise Bourbeau en donde te explica perfecto el origen de tu enfermedad y por medio de cuestionamientos en donde uno tiene que ser honesto, reflexionar e irse a su interior empiezas a desbloquear desde la emoción, la mente y el espíritu todo aquello que es necesario cambiar de tu persona. La enfermedad es la voz que grita ¡basta! es momento de que pongas manos a la obra y cambies.

Mi papá ejerció toda su vida la medicina en el Instituto Mexicano del Seguro Social, es jubilado actualmente, pero un fiel creyente en que todo padecimiento tiene solución y le creo, sólo hay dos cosas en las que se tiene que trabajar para sanar:  el tratamiento médico adecuado y el deseo sincero de querer sanar haciendo los cambios necesarios en actitudes, sentimientos y emociones que sólo ocasionan sufrimiento.

La laberintitis puede tardar meses en sanar, es una condición tremenda, porque todo el tiempo estás mareado y vomitando. Yo tardé sólo una semana trabajando desde mi interior y la enfermedad desapareció.

Cada uno sabe lo que trae cargando "en su morral" como diría mi madre. Uno puede salir al mundo y decir no pasa nada, pero por dentro, sólo uno sabe por lo que está atravesando. Cualquier enfermedad, por pequeñita que pudiera ser, es una alarma que te indica que es momento de hacer una limpieza interior desde lo más profundo, para que el exterior brille y nunca más vuelva a sufrir. Consulta a tu médico cuando te sientas mal, pero siempre recuerda que él sólo atacará el síntoma, está en ti, curar la enfermedad.

¡Que tengas el mejor de los días!

miércoles, 16 de mayo de 2018

RUMBO A LO DESCONOCIDO

Hace poco leí esta frase que me movió mucho y me puso a reflexionar sobre las decisiones que he tomado en mi vida, pero sobre todo, a reflexionar sobre las diferentes perspectivas y desde dónde estoy parada en los momentos para hacer tales decisiones, "Hay que ser valiente para emigrar. No cualquiera se atreve a salir de su zona de confort para emprender rumbo a lo desconocido", autor anónimo.

Hace casi 10 años tomé una de las decisiones más importantes de mi vida. Y a pesar de que en ocasiones confieso que me cuestiono si fue lo mejor, he entendido que cada decisión tomada, para quienes tenemos fe, sabemos que ya existía de antemano y el camino ya estaba trazado. Jamás cruzó por mi mente radicar en otro país que no fuera el mío, pero por la mente de mi esposo sí. De hecho, cuando lo conocí fue una de las primeras cosas que me dijo y me llamaron la atención de él, "uno de mis sueños es trabajar en el extranjero, siempre lo he deseado", aún recuerdo perfectamente bien ese día. Su pequeño discurso no sólo fue de unos minutos, años después ya casados me lo repetía una y otra, y otra, y otra vez. Justo uno de esos días en que lo volvía a decir yo me encontraba algo "cansada" de escucharlo y tuve el grandísimo valor de contestarle: "¿y qué estás haciendo para alcanzar tu sueño?",  me miró, calló y jamás volvió a tocar el tema. Honestamente, no era algo que me preocupara y yo también con el paso de los meses absorta en mi trabajo, lo olvidé por completo. 

Poco más de un año después, cabe mencionar que nunca olvidaré ese día, a punto de dormir me dijo muy tranquilo como acostumbra ser él, "tengo algo qué decirte. Para que no creas que no trabajo en lograr mis sueños, ¿estarías dispuesta a radicar en Estados Unidos?",  totalmente asombrada con esa pregunta y recordando aquél día en que jamás volvimos a tocar el tema, pero segurísima del por qué me contestaba de esa manera, me quedé muda, sin habla alguna, mi menté empezó a dar vueltas, sentí que todo se detenía, después de una pausa prolongada mi contestación fue "sí", sabiendo perfectamente todo lo que implicaba pero ¿con qué argumento le decía que no, si yo misma lo impulsé a conseguirlo? Es aquí cuando empieza mi viaje, no a Estados Unidos, sino al lugar más desconocido que pudiera imaginar, mi interior. 

Fueron dos cosas las que me costó dejar en aquel momento, mi familia por supuesto y mi trabajo. Fuimos muy juzgados y criticados por tomar una decisión así; teníamos un patrimonio seguro, un trabajo estable ambos, un matrimonio con sus altas y bajas pero encaminado hacia el mismo rumbo y mucha gente no entendió por qué dejar todo eso atrás e ir en  busca de algo que ni nosotros mismos sabíamos qué era exactamente, bueno, al menos sabíamos que era cumplir uno de los sueños que por tanto tiempo rondó en la cabeza de mi esposo, lo que no sabíamos era todo lo que vendría después. En el camino hemos perdido a mi suegra, a mi abuela, a mi tíos, a mi bebé, nos hemos perdido de momentos importantes en la vida de nuestros seres queridos, hemos cambiado de estado tres veces, hemos tenido que dejar otros trabajos ¡vaya! hemos vivido en casi 10 años en el extranjero lo que nunca experimentamos en ocho años viviendo en México como matrimonio.

A casi una década de distancia hago un recuento de lo vivido y vuelvo a caer en el mismo punto donde comienzo, definitivamente no había otra forma de vivir todo lo que hemos vivido y permitirnos ser todo lo que somos ahora, si no hubiéramos dicho ¡va! juntos siempre y de la mano de Dios. 

Soy una convencida de que la gente jamás cambia, se transforma, pero no cambia. Las situaciones van formando un nuevo criterio, nuevas formas de aceptar las cosas, de tomar decisiones, pero la esencia, esa siempre estará presente. La oruga se transforma en mariposa, pero su esencia sigue siendo la de una oruga con la diferencia de que ahora posee alas que le permitan volar a donde quiera ir o a donde su instinto la lleve. 

Y es eso precisamente lo que busco vivir a diario y a lo que te invito te permitas vivirlo tú también. Mi esencia sigue siendo la misma pero he descubierto en mi interior una energía que pensaba no pudiera existir, he descubierto miedos que pensé no tenía, he descubierto una fortaleza que nunca había sido puesta a prueba. Definitivamente la persona que dejó su país hace casi diez años atrás no es la misma que es ahora. He vivido tantas cosas tanto buenas como malas, que me llevaré guardadas en mi corazón y mi alma el día que Dios me llame a su presencia y, eso, definitivamente no tiene precio alguno. Pero la mejor lección de vida que me ha dejado el tomar una decisión como ésta es JAMÁS arrepentirme, porque todo lo vivido me hace ser quien soy ahora y créanme que estoy orgullosa de ello. De hecho este año tomé otra decisión así de radical y fuerte y pasado el tiempo me he dado cuenta que ha sido lo mejor que he hecho, sin duda, aunque el resultado no haya sido lo que yo esperaba pero me trae nuevos retos y nuevas cosas por aprender desde mi interior. Tal como esa frase dice, es de valientes, he descubierto en mi interior que esa soy yo, a pesar del miedo que pueda invadirme, a pesar de la inseguridad que pueda sentir en momentos, a pesar de la tristeza de verme sola en ocasiones, a pesar de todo, sí soy valiente por el siemple hecho de aventurarme a lo desconocido.

JAMÁS te arrepientas de tus decisiones, enfrenta con valentía el resultado de ellas, pero cada vez que te toque darte un tiempo para  reflexionar y tomar cualquier decisión por mínima que sea, lo hagas parado desde el amor propio y con la firme convicción de que sea cual sea esa decisión, te hará siempre ser mejor persona que el día de ayer.

Que tengas el mejor de los días.