sábado, 12 de marzo de 2011

CURSO PROPEDÉUTICO

Aquí estamos de nuevo, después de un largo período de ausencia. Hay una frase que me encanta y dice: "más vale ser rey de tu silencio, que esclavo de tus palabras" y por este largo tiempo preferí  ser quien eligiera qué hacer y qué no hacer con mis palabras, mis pensamientos. Este blog lo inicié con una sola idea, compartir historias de vida que cambiaron mi vida, lo que nunca imaginé es que junto con ellas escribiría la historia de vida que definitivamente me marcaría para siempre, la mía. Alguien en una ocasión me preguntó el por qué me encantaba escribir este tipo de lectura, la respuesta es simple, sentía que había vivido experiencias que Dios había puesto en mi camino que valían la pena compartir porque de ellas siempre había algo maravilloso qué aprender y si se fijan, son a partir del dolor de seres extraordinarios que pudieron sobreponerse a ello. Lo que nunca me pregunté es cómo le hacían, o en cuánto tiempo podían levantarse de nuevo y seguir caminando, el único común denominador que encontraba además de ese dolor, era que nunca, nunca a pesar de lo difícil que fuera, se soltaron de la mano de Dios. Bien, pues creo que ahora está aquí mi respuesta. Y vaya que siempre me he jactado de tener una relación cercana, sin "tapujos", sin rodeos con Dios. Siempre me responde de inmediato y ahora lo hizo de una manera que nunca pensé fuera a experimentar como tantas personas conocí en mis historias de vida, en carne propia. 

Hace 11 años y meses decidí unir mi vida al hombre más maravilloso que Dios eligió para que fuera mi esposo, no con esto quisiera decir que no tiene defectos, como todo ser humano los tiene al igual que yo, pero definitivamente cuando lo conocí, entendí que por más que yo pudiera huir a un sentimiento, estaba escrito que mi vida estaría unida a él. Han pasado un sinfín de situaciones, principalmente de salud, que no nos han permitido tener la dicha de ser papás, quizá muchos de ustedes ya lo sepan. Yo enfermé de epilepsia a los tres meses de casada, y desde entonces empezó un largo camino entre médicos, estudios, medicamentos que aún continúa. Situación que en verdad, no me agobia, ya que en términos médicos y si actualmente viviera en México ya estaría dada de alta, pero bueno esa ya es otra historia. Esa es una de las razones por las que el embarazo venía aplazándose. Hasta que meses atrás sucedió un milagro maravilloso, Dios nos envió un angelito hermoso que vino a darnos una gran noticia: "van a ser papás", en palabras que ahora puedo entender, vino a decirnos: "pueden ser papás".

Nuestro angelito nació a la vida eterna 3 meses después. Miles de palabras, frases, pensamientos, ideas han cruzado por mi mente desde entonces. Esa relación tan directa que tengo con Dios, me ha hecho entablar un diálogo fuerte, en ocasiones enojada como una hija con su padre, con  cuestionamientos enérgicos que empiezan a tener muchas respuestas ahora ¿Cómo me atrevo a hablar del dolor ajeno si yo misma no lo he experimentado de esa forma? y no es que piense de manera masoquista, pero creo que me sucedió lo mismo que cuando enfermé y presentaba historias en el programa de televisión relacionadas con la epilepsia, es decir, espero poder expresar de mejor forma lo maravilloso que es Dios, cuando a pesar del dolor que no tiene medida, de lo oscuro del camino, de la desesperanza, de la soledad que uno llega a experimentar, la FE y sólo la FE ayudan a sanar heridas que pensaste nunca sanarían, como el perder un hijo. ¿Cuánto tiempo tardaron esas personas en mis historias de vida en poder levantarse y seguir caminando? Sólo ellas lo saben, lo que sí estoy segura ahora, es que solas no pudieron haberlo hecho (siempre pensé que eran seres extraordinarios dotados de un espíritu de acero, como pensé que lo era yo ante adversidades que había vivido como lo de mi enfermedad, ¿dónde quedó la humildad que decía tener?), sino que necesitaron la mano de Dios para poder asirse a ella y seguir luchando, ¡quizá todavía estén intentando levantarse! y no nos demos cuenta.

Una gran lección de vida aprendí y creo que no puedo vivir en un eterno curso propedéutico, ¡ya es hora de graduarme! y a partir de ahora empiezo a aplicar la teoría y hacerla vida. Seguimos en el camino en ocasiones cuesta arriba, en ocasiones cuesta abajo; con ciertos cuestionamientos todavía que son válidos definitivamente, pero con la FE firme como una roca, como lo dice Dios en el Salmo 18. 


"Tú instruías a muchos otros, dabas vigor a las manos caídas; tus palabras sostenían al tembloroso, fortalecías las rodillas dobladas. Y ahora, te pasa a ti otro tanto ¡y no aguantas!; te toca a ti ¡y ya estás hundido! ¿No pusiste tu confianza en servir a Dios, y en la vida honrada tu esperanza?" Job 4,3-6. Estas palabras cimbraron mi cuerpo y mi espíritu cuando las leí. Fue la manifestación misma de Dios en mi vida en uno de los momentos en los que acababa de tener un diálogo un tanto fuerte con Él.


Sólo puedo decirte una cosa después de lo vivido y espero tú también lo apliques como yo lo hago ahora en cada paso que doy... Nunca más pidas a Dios que guíe tus pasos, si no estás dispuesto a mover tus pies por el camino que Él te indique.







No hay comentarios:

Publicar un comentario