viernes, 2 de noviembre de 2018

HURACÁN


Estamos justo en temporada de huracanes y es bueno reflexionar el por qué cada año vemos cómo se presentan en mayor intensidad y con mayor debastación al tocar tierra y de qué forma podemos nosotros coadyuvar en lo posible para evitarlo . "Los ciclones con una intensidad mayor son una de las consecuencias esperadas con el cambio climático", explica Valérie Masson-Delmotte, miembro del GIEC grupo de referencia sobre el clima a nivel mundial.

"Cuanto mayor es la temperatura del agua y el nivel de humedad, mayor puede ser la intensidad del ciclón. Y eso ha pasado sin duda en los últimos cuatro huracanes que han tocado suelo americano en el último año: Harvey, Irma, Florence y Michael; y por increíble que parezca en un sólo año  me tocó vivir tres de ellos. 

En 1988  viví mi primer huracán y hasta el año pasado el único. Sólo "Irene", en el año 2011, quien se asomó en la costa Este de Estados Unidos cuando radicaba en Pennsylvania pero sin daños considerables. Soy originaria de Monterrey, Nuevo León, México, y aunque no es una ciudad que se encuentre en la costa, sí es vulnerable a los huracanes que pegan en el Golfo de México. El "Gilberto" de los más potentes y destructores a su paso dejó una estela de muerte y destrucción nunca antes vista en mi ciudad. Recuerdo perfecto el viento azotando mi ventana esa noche en que llegó y al día siguiente una ciudad devastada, tratando de entender qué había sucedido ya que no estaba previsto que llegara, se desvió y las consecuencias fueron terribles.

Lo sucedido este último año en mi vida me ha puesto ha reflexionar demasiado. Me ha tocado experimentar tres de los huracanes más potentes que han tocado tierra en Estados Unidos en las últimas décadas. En un año cambió todo para mí y así como llegan los huracanes y todo lo sacuden y todo lo mueven y todo se llevan a su paso, mi interior ha pasado por lo mismo. Cualquiera pensaría en la mala suerte que me persigue, yo agradezco haberlos vivido porque me ha hecho hacer un alto y reflexionar.

Es bueno saber que los huracanes traen consigo muchas cosas positivas, no sólo destrucción y muerte. Lluvias para zonas que de otra forma morirían de sequías, fuerza del agua para limpiar ríos y arroyos, agua para llenar presas, mantener equilibrio en el calor de los océanos, arrastrar nutrientes en el mar a zonas que lo necesitan, entre otros. Y allí es donde quiero enfocarme, en todo lo positivo.

Durante Harvey, en Houston, viví momentos muy estresantes. Fuimos evacuados por precaución en plena tormenta y mientras dejaba atrás mi casa no sabiendo qué sucedería con ella lo único que pensaba era que mientras nosotros estuviéramos bien, todo estaría perfecto. Ese fin de semana salíamos de viaje en un crucero y teníamos un concierto con mi grupo favorito Coldplay y todo fue cancelado, al final era lo de menos. 

Pasada toda esa tormenta, venía una más. Teníamos que cambiar de ciudad y estado. Otra nueva oportunidad de trabajo se presentaba para mi esposo y no podíamos desaprovecharla. Carolina del Norte nos esperaba junto con dos huracanes más, Florence y Michael. Ya el simple cambio crea en uno un torbellino de emociones, una nueva ciudad sin conocer a nadie, crear nuevos vínculos, el sentido de pérdida de la estabilidad, de trabajo, de amigos. Un cambio así no es nada fácil. Estaba viviendo mi propio huracán. Pero así como los huracanes que he vivido en este periodo de tiempo han arrasado con todo a su paso, así mismo he tratado de aplicarlo a mi vida. Después de un huracán empieza el periodo de reconstrucción y en ese mismo periodo me encuentro. 

La naturaleza habla y al menos a mí, me ha hablado de forma directa. Por más que todo esté estable y bien en la vida de uno, basta un fenómeno de éstos para entender que es momento de reconstruirse nuevamente así como las ciudades devastadas. Poner nuevos cimientos y mucho más fuertes para que otra sacudida así no sea lo suficientemente fuerte para caer. Reconstruir espíritu, alma y emociones para iniciar con mayor ahínco. Y creo que una de las enseñanzas más importantes que he tenido gracias a los huracanes es el desprendimiento. Dejar atrás todo lo material, como lo que es, materia  que se puede recuperar, la vida jamás.

La naturaleza es sabia, hay que estar atentos a sus mensajes. La naturaleza es vida y cambio, en ella nada es constante. Las flores nacen y mueren, los árboles cambian de color en otoño, se secan y vuelven a florecer, en la mañana llueve y por la tarde el sol aparece majestuoso. De tal manera, nuestra vida debiera ser así. A fin de cuentas nosotros también formamos parte de esa naturaleza. No deseo que pases por un huracán, pero de ser así, fluye junto con él y permite que arranque de raíz todo aquello que ya no ocupas interiormente y sea el inicio de una reconstrucción completa de tu ser.

Feliz vida!