viernes, 18 de noviembre de 2011

LA CIGARRA

¿Te habías preguntado alguna vez cómo nacen las cigarras? Sinceramente yo nunca, y mi encuentro con una de ellas, creo que definitivamente no fue casualidad, sino destino. Durante mi vida, mis padres me han enseñado a ser fuerte, a no dejarme vencer, a sobrellevar cualquier situación adversa y hasta ese día, entendí que también soy un ser humano, que siente y que tiene que darse la oportunidad de vivir sus duelos; de llorar, de decir lo que siente y de mostrarse frágil cuando lo es. Creo que siempre he querido dar la apariencia de un ser superdotado capaz de vencer al peor enemigo. He tenido fuertes pérdidas en los últimos tres años, pero creo que nunca me di la oportunidad de vivir mis duelos, en especial y creo que el más importante en mi vida, la pérdida de mi bebé. Entré a quirófano un martes y para el sábado, gracias a unos queridos amigos que buscaban hacerme sentir bien, lo cual agradezco infinitamente, prácticamente ya estaba fuera de casa en una cena. El lunes siguiente ya estaba en mis clases de inglés, siempre mostrando fortaleza en el exterior, aunque mi interior se sentía vacío, triste, solo, desorientado y completamente devastado. No me di el tiempo de entender lo que sucedió, sólo pensaba en que no me podía dejar llevar por la depresión y que tenía que estar fuera de casa para no darme la oportunidad de pensar en cualquier cosa que me lo recordara; y así lo hice, lamentablemente, sin medir las consecuencias posteriores.

Pasó el tiempo y sin darme cuenta, de pronto estaba en un abismo oscuro, lleno de sensaciones extrañas que no había experimentado antes, mi actitud cambió, mi forma de pensar cambió, mis hábitos todos, cambiaron.... yo cambié. Y llegó el momento en que me cansé de estar así, no existía motivación alguna en mi vida, lo que en un tiempo fueron sólo ilusiones y alegrías, de la noche a la mañana se convirtieron en pesadillas, llanto, soledad. Literalmente, me visualizaba como una persona forrada de una piel que no le correspondía, mi rostro era diferente, mi mirada era otra y sólo pensaba en la forma de cómo arrancarla de mí. Romperla para resurgir y ser la de antes. La soledad y el estar lejos de la familia, te hace pensar muchas cosas que parecieran locas. 

Así que el caminar por largos períodos de tiempo se convirtió en una terapia para mí. Algo de lo que siempre voy a estar agradecida, es que Dios, en esta ciudad, me permitió ser testigo de hermosos paisajes que nunca imaginé ver. Un día de tantos, caminando llegué a un árbol que amo, un sauce hermoso, creo que con muchos años de vida por esa majestuosidad con  que abría sus ramas y alababa al Creador,  me encantaba pararme debajo de él, cubrirme con sus hojas y empezar a experimentar una paz que nunca pensé, un simple árbol, pudiera regalarte. De pronto, viéndolo detenidamente, pensé en voz alta, "¡hice el descubrimiento de mi vida!", creo que si alguien me vio pensó que estaba loca; en el tronco de ese bello árbol estaba posado un insecto a primera vista, horrible, como petrificado... mi espíritu de aventurera me hizo acercarme a él y tomarle una foto con el celular, había hecho mi gran hazaña ya que me costó acercarme; sin embargo, al voltear mi vista hacia arriba, me di cuenta que había decenas y decenas del mismo tipo de insecto... todos en hilera, muertos y con un hoyo en su caparazón. De inmediato me retiré y lo primero que hice yendo rumbo a mi casa fue subir esa foto a mi Facebook, haciendo alusión a mi gran descubrimiento. La primer respuesta no se hizo esperar, una gran amiga, Lola, de inmediato me dijo que era una cigarra, ¡ouch! ¡me sentí la persona más ignorante del mundo!,  pero definitivamente me dio mucha curiosidad saber por qué estaban todas en la misma posición y muertas; así que llegando a mi casa, me metí al internet a averiguar y sí, descubrí la "forma misteriosa" en que nace una cigarra. Y es aquí cuando empiezo a sentir algo extraño, sentí que Dios estaba hablando conmigo. Cuando cuento esta historia veo todo tipo de rostros, desde aquél al que le parece ridículo lo que digo, hasta aquél que convencido coincide conmigo diciendo lo maravilloso y  grande que es Dios.

Las cigarras nacen como pequeñas larvas que se entierran durante casi un año en la tierra, justo debajo de las raíces de un árbol, para así alimentarse, y cuando llegue el momento, salen toda juntas en hilera, una detrás de otra, convertidas en una especie de escarabajo que se posa en el tronco; llegado el momento, ese escarabajo muere y cambia completamente de piel, de apariencia, se abre un hueco en la parte posterior y sale la cigarra que conocemos, con una nueva vida, para seguir caminando, subir hasta las hojas, perderse entre ellas y lo  mejor de todo,  para cantar.

En mi investigación ardua, me encontré con una canción que canta Mercedes Sosa llamada "Como la Cigarra", no dudé un instante en escucharla y en cuanto lo hice, sin esperarlo brotaron de mí lágrimas y más lágrimas, sin poder detener todo lo que estaba sintiendo. La escuché una y otra, y otra, y otra vez, era increíble la forma en que me describía, mi llanto era automático, pero era un llanto de alegría, en todo momento agradeciendo a Dios  lo que estaba escuchando, estaba segura que quien hablaba en ese momento era Él.

Aquella imagen mía, recurrente en mi mente, en la que quería arrancarme la piel que me cubría y que me hacía ser la persona que no quería seguir siendo, apareció nuevamente en mi mente, me sentí literalmente, una cigarra; sólo que me faltaba dar el último paso,  renacer a una nueva vida. Ya había estado enterrada suficiente tiempo, era el momento de salir de ese caparazón y despertar a una nueva vida, pero no sólo para vivirla, sino para caminar a través de ella cantando, alabando, dando gracias cada instante; y créanme que es lo que hago a partir de entonces. 

Este encuentro tan peculiar, definitivamente cambió mi estado de ánimo por completo, entré en un proceso para renacer y ser otra persona, y creo que sigo en él; el camino es en ocasiones difícil, pero siempre que me siento mal, pongo nuevamente esa canción, recuerdo con alegría aquel día y me doy fuerzas para seguir avanzando.

¡Siéntete cigarra! Si pasas por un momento difícil, creo que ya es tiempo de desenterrarte, empezar a recorrer nuevamente tu camino y a prepararte para cambiar de piel, te aseguro que después de tanto tiempo de oscuridad, podrás ver la luz, sólo es cuestión de que te decidas a hacerlo. 

Te dejo la canción que cambió el rumbo de mi camino. Pon atención a su letra. Que tengas un buen día. Dios nos bendice.